Tuesday, May 12, 2015

Nómadas de la guataquería


Por: Leonardo Rodríguez Alonso 

En la página 311 del Pequeño Larousse Ilustrado, la palabra chivato tiene el siguiente significado: 'chivo de menos de un año, soplón, delator, sinónimo de chismoso y espía'.

Trato de dar rienda suelta a mi imaginación para comprender   ̶además de las relaciones que puedan tener en cuanto a su pertenencia a la misma clase en el mundo animal, es decir, mamíferos̶ la razón por la cual a esas personas que viven pendientes de la vida de sus congéneres se les vincula con esos graciosos,  saltarines y juguetones animalitos que no han alcanzado el año de existencia.

Analicemos el perfil psicológico del soplón: con la aparición de los caracteres sexuales secundarios comienzan a definirse, amén de las influencias familiares: «hijo de gato…», y un entorno favorecedor en Cuba por las prebendas que obtienen al ser incondicionales con una doctrina que ellos no concientizan pero que les facilita ser especuladores, proxenetas, extorsionadores y dañinos a raja tabla.

De todas las acepciones del chivato la más coherente es la de delator y espía. Esta profesión con título honoris (sin causa) es un don negativo, pues la vergüenza y el pudor están ausentes en ellos. Son los nómadas de la guataquería.

Estos tipos no les pierden pie ni pisada a sus jefes, y cuando llega uno nuevo, porque el anterior fue sustituido, ahí están ellos, acechando sus casas, buscándolos, invadiendo su privacidad, resultándoles molestos, y aunque los utilizan para fines privados, tienen que cuidarse de ellos por si los pillan en alguna tropelía. 

En Cuba, al Triunfo de la Revolución los chivatos fueron apresados, fusilados y despreciados por la ciudadanía. Este espécimen delata y vigila por instinto; no importa el sistema, el soplón   no puede ver un traje de policía o un jefesón. No está en su razonamiento, se dejan arrastrar por ese afán malacólogo (baboso) que los lleva hacia ellos.

Cuando a un chivato alguien le insinúa su condición se hace el ofendido. ¿Quién no ha visto a dos soplones emblemáticos acusándose el uno al otro de chivas? Aunque los afines al régimen dicen que son colaboradores, esa palabra es (todavía) ofensiva, gracias a Dios. 

La censura popular debería tomar auge, enajenar por su condición de soplones reconocidos a aquellos que de manera encubierta vigilan y van corriendo (o sobre ruedas) a la policía y suben por las escaleras sin pedir permiso, porque allí, en la PNR, manda la Seguridad del Estado.

Es muy útil para los órganos de inteligencia que veamos a un delator en cada ciudadano, pero no podemos marginar a una persona por subjetividades, pues corremos el riesgo de ser injustos. Mas aquellos que todo el barrio sabe que son colaboradores encubiertos, deben verse limitados en el trato afectivo y no solo decirles en tono de broma ¡chiva…!, eso les conviene para entrar en la bachata.

La nación cubana tiene un gran reto: desinstitucionalizarla chivatería, y mientras en Cuba no exista una democracia, haya que robar para sobrevivir y no terminen las prohibiciones; seguirán reproduciéndose. Defendámonos de estas alimañas, tratémoslos como lo que son: comadrejas que acechan nuestro gallinero.                

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