Por Liú Santiesteban
Hace unos días terminé de leer las memorias de Rafael Díaz-Balart: Cuba: Intrahistoria. Una lucha sin tregua. Así supe que Batista intentó llevar adelante
reformas sociales que le valieron grandes enemistades. Todo el entramado político
de la República entre 1902 y 1958 está ilustrado en esta obra. La elaboración
de la constitución del 40 por
delegados elegidos, en su mayor parte por la oposición.
La Guerra de pandillas de los estudiantes universitarios,
que ya desde 1945 se mataban a tiros unos a otros para conseguir prebendas y
puestos burocráticos. Ese ambiente convulso y violento, se cuenta en el libro,
junto del funcionamiento político de la nación en aquellos años. Descubro
entonces, con sorpresa, de dónde salieron frases como “las conquistas de la
revolución”
Las memorias de Balart están llenas de detalles reveladores
e impresionantes. Como por ejemplo que Grau
San Martín, prsidente electo en 1944, persiguió y encarceló a la oposición
desde el primer día de su presidencia, perdiendo así la legitimidad democrática
de su gobierno. O que Prío Socarrás en 1948, tras ser elegido presidente,
facilitó el regreso de Batista del
exilio que había sido electo a Senador,
aun estando fuera de Cuba.
Así va uno conociendo la verdadera historia de la República de Cuba, de la mano de Rafael Díaz-Balart, quien estoy segura habría llegado a
presidente en pocos años y quien habría sido mil veces mejor líder que la
bestia humana que sometió a la nación cubana, en los 47 años que siguieron a
partir de 1959.
Rafael Díaz-Balart se me hace un
hombre honesto. Solo hace falta leer estas memorias para admirar a este hombre
que no tarda en reconocer sus propios errores como político; y también los de
su partido o su líder, Fulgencio Batista.
Se me hace un hombre inteligente, pues dedicó gran parte de su vida a estudiar.
Rafael era un politico de profesión, pero mas importante
aun, de vocación. Creía en el servicio a la ciudadanía. El servicio a Cuba como nación. Un hombre de buen
corazón. Seguramente no era perfecto; pero sin dudas habría brillado como político
en la historia de Cuba, si se hubiera respetado el curso que los cubanos habían
elegido en las urnas.
De cualquier manera Rafael
Díaz-Balart es un paradigma, ya no tan desconocido, de nuestra historia. Un
ejemplo a seguir. Un cubano con una filosofía digna de estudio y aplicación.
Que abogaba por la raza cubana, al
margen del color de la piel, o el color político. Un hombre cuyas “ideas-fuerza” preveo que guiarán a
miles de cubanos a la reconstrucción de la patria libre y democrática.
Ideas-Fuerza como
que “La patria es de todos y todos somos
de la patria”. Como que tenemos que construir “un país de propietaros y no de proletarios”. Una filosofía de amor a Cuba contra la filosofía del
odio fidelista. Con la que proclamaría el primer
mandamiento cubano: “Amarás a Cuba
sobre todas las cosas; y a los cubanos como a ti mismo.” Una filosofía
martiana.
Rafael fundó la primera organización anticastrista el 28 de
enero de 1959, en Nueva York: La Rosa
Blanca; cuyo proyecto de programa político para
Cuba recomiendo encarecidamente que todo cubano digno lea.
Quiero dar las gracias a Lincoln
Díaz-Balart por haberme concedido el honor de conocerlo, a través de
este libro.
Un libro que no es sobre Batista, aunque reivindica su figura en muchos aspectos, al tiempo
que reconoce sus graves errores. Tampoco es un libro sobre Fidel Castro, aunque desmitifique su historia, dejando al
descubierto el psicópata que siempre fue: El
Anti-Cuba.
Ni siquiera es un libro sobre Rafael Díaz-Balart solamente. Este es un libro de Luz. Luz sobre
unos años perdidos en la sombra. Años perdidos en las mentiras revolucionarias
de Fidel Castro.
Este libro arroja luz sobre la República de Cuba, sus defectos y sus virtudes. Su funcionamiento político
y su evolución; truncada por el golpe de estado castrista, la falta de visión
estadounidense y la cobardía de un presidente.
Cuba: Intrahistoria. Una lucha sin tregua,
contiene eso que tú, cubano, siempre has estado buscando: Lo que nunca nadie te
contó.
Bravo Liu, cuando me alegra tu encuentro con esta parte de nuestra historia. Hay mucho que nadie conto. Para el futuro estan jovenes como tu, que indagan y pueden analizar con inteligencia. No pude reunirme contigo como me hubiera gustado, espero que tu visita haya sido inmejorable. !Bienvenida!
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