Saturday, August 30, 2014

Educación


Que nadie enseñe nada, yo solo puedo enseñar: Pregunta 7 de 30: ¿Por qué mantiene el monopolio de la educación en sus manos sin permitir abrir planteles educativos a los grupos religiosos a pesar de reconocer la necesidad imperiosa que posee el pueblo de Cuba de una educación moral y cívica que reconstruya valores que identificaban a los cubanos en el mundo y que hoy están ausentes?
Por Mario Félix Lleonart Barroso
Desde semanas antes al lunes 1 de septiembre cuando comience en Cuba el nuevo curso escolar, en todos sus medios el régimen hace alarde y se erige autoalabanzas por “sus bondades” al garantizar la educación desde preescolar y hasta noveno grado a todos los niños cubanos. Lo que no explicará a nadie es el por qué de tanta bondad y de seguro se sobrarán en el mundo, como suele ocurrir, ingenuos que se presten a creer, o que aparenten creer la supuesta santidad del sistema cubano. Un fenómeno de masas reciente como lo es la película “Conducta” de Ernesto Daranas ya se introdujo en este san Benito y lo deshizo. Pero hay más aparte de las limitaciones en todo sentido del Ministerio de Educación en Cuba: a pesar de que demostrado está que el señor feudal no puede cargar con esta responsabilidad de enseñar a nuestros hijos, porque lo está haciendo mal, y de educar ni hablemos, no quiere perder, como en la salud, su hegemonía en esta área. Y es que sabe que le va el hilo que le queda de vida en ello.
A pesar de los más de cincuenta años de desastres transcurridos y de tejer la leyenda que en los sesenta años anteriores no hubo nada bueno, no han conseguido borrar el aporte de la enseñanza privada y en especial el de los colegios religiosos a lo largo y ancho del país. Hoy muchas instituciones religiosas dispuestas estarían, no ha echar una mano, sino a ocupar incluso las riendas de la educación en Cuba. Pero como sucede con otras áreas “priorizadas” el régimen “no quiere soltar”. Algunas iglesias incluso han ido más allá de decirlo y ofrecerlo y han intentado hacer para recibir a cambio todo tipo de ataques, acosos y prohibiciones. Pregúntesele a iglesias como las bautistas de Camajuaní o Vueltas qué sucedió con sus kindergartens y se obtendrán amplios testimonios del por qué tuvieron que cerrarlos, o a la primera iglesia bautista de Placetas todas las odiseas para mantener abierto el suyo contra viento y marea. También en Placetas pregúntese al pastor Israel Martin Lemus por todas las peripecias que ha tenido que pasar su Iglesia Evangélica Independiente para llevar adelante su flamante proyecto de Escuela Cubana de Estudios Teológicos (ECETE) que incluye lo que me atrevo a declarar como el primer embrión de otra vez un colegio religioso en Cuba y se sabrá de qué estamos hablando. Y solo estoy poniendo ejemplos cercanos a mí geográficamente.
Cuando este próximo 1 de septiembre se escuche gritar a los niños cubanos: “Pioneros por el comunismo, ¡Seremos como el Ché! o cuando en el acto por la apertura del nuevo curso sean leídos los mamotretos de “comunicados” dando loas a espías y posiblemente dando vivas a Hamás, entonces es probable que algunos ingenuos, si prestan atención, comiencen a entender el porqué de tanta bondad. Y toda esta carga ideológica y este absurdo adoctrinamiento político aun antes de que nuestros niños comiencen a escribir o a leer. Cuando José de la Luz y Caballero dijera su famosa frase: “Enseñar puede cualquiera, educar solo quien sea un evangelio vivo” no utilizó casualmente la palabra evangelio sino con toda intención y sentido literal. En cuanto al régimen ya hasta enseñar se le va haciendo difícil. Es hora de que “suelten” y concedan a quienes realmente pueden y quieren hacerlo toda la educación y la enseñanza.        

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