Thursday, February 13, 2014

La hora del decoro


Por César Menendez Pryce

Cuando la Unión Europea pretende normalizar las relaciones con Cuba, el régimen de la isla lo festeja con más de 1100 detenciones en mes y medio, interpretando las señales provenientes del mundo como la luz verde necesaria para reprimir al pujante, y por primera vez vertebrado, movimiento disidente. 
Las engañosas medidas liberalizadoras de Raúl Castro sonaron como un pistoletazo de arrancada para la desvergüenza global. Y vemos no sin asombro como los falsos demócratas, parapetados tras el pretexto “de los cambios” intentan lucrar, apuntalando al decrépito gobierno cubano.  
Merodean la isla los Alfonso Fanjul soñando obtener en las heridas de los angustiados cubanos una fuente de explotación. Nada importa ya la patada recibida hace años de los castristas cuando les nacionalizaron todas las propiedades y les hicieron huir con lo puesto. El tiburón azucarero huele a sangre en un mar de sufrimiento y él reclama su tajada de la víctima.  Cincuenta años acumulando dinero a costa del dolor con los jamaicanos y haitianos en el sur de la Florida le sabe a poco. 
La Unión Europea quiere premiar las forzosas y tímidas aperturas realizadas por Raúl Castro persiguiendo el fin naif de incitarlo a continuar avanzando por el “buen camino”.  Se equivocan los que piensan que el régimen de la isla hubiera cambiado de actitud sin la fuerte presión llevada a cabo por la Unión Europea -con su postura común- y Estados Unidos y, desde dentro, por la actitud de los aguerridos grupos disidentes. La realidad indica que el gobierno castrista no muestra la mínima empatía con los ciudadanos cubanos,  sólo tiene en cuenta el bienestar de los cubanos cuando este bienestar está íntimamente ligado a la supervivencia del propio régimen.
El régimen ha permitido los trabajos por cuenta propia como una válvula de escape a la desastrosa situación laboral de la isla. Al borde de una explosión social se toleraron los emprendedores a quienes, paradójicamente, se les obliga a prácticas ilegales para desempeñar sus labores.  Un sastre no cuenta de un mercado mayorista donde adquirir de forma legal la materia prima con la que realizar su trabajo. Si desea coser, la única manera es comprando en el mercado negro los productos necesarios . De esta forma malévola el régimen los hace vulnerables y siempre tiene  la opción de suprimir el emprendimiento cuando le venga en gana.
En Cuba no se legisla, se tolera el trabajo emprendedor. El gobierno no proporciona un entorno jurídico seguro para el desarrollo de ninguna actividad laboral. Todo queda a la buena voluntad del régimen y no es descabellado pensar que cuando reciba los fondos provenientes de Europa o América volverá a cerrar el grifo esta vez con las arcas llenas.
Cuba carece de una legislación laboral donde se hable de los derechos de los emprendedores y sus trabajadores. Nadie habla de salario mínimo interprofesional, de garantías laborales, de vacaciones retribuidas, de derecho a la maternidad o de seguridad laboral, de derecho a la jubilación y mucho menos a un salario digno.
En Cuba hasta hace muy poco se prohibía todo de hecho, ahora se prohíbe todo de facto. El salario promedio en la isla es de 20 CUC y si alguien quiere comprar un vehículo viejo, con más de 10 años de uso, debería pagarlo con 200 años de vida laboral. Si pretende viajar al exterior, tiene que pagar el pasaporte con dos años de vida laboral. Si quiere ir a un hotel cubano, tiene que reservar la noche con el equivalente a tres meses laborales.  Si quiere tener teléfono móvil, tiene que pagar un mes de servicio con el salario de dos meses.  Si quiere comprar un pantalón, tiene que adquirirlo con el salario de dos meses. Si quiere comprar una libra de frijoles para comer, tiene que comprarla con el equivalente a un día de trabajo. La Resolución No. 551 del Ministerio de Finanzas y Precios (MFP) del 27 de diciembre de 2013 estableció la tarifa del metro cuadrado del  alquiler mensual de viviendas  a cinco pesos convertibles.  Para alquilar una micro vivienda de 10 metros cuadrados  se debería pagar 50 CUC o lo que es lo mismo dos meses de trabajo con los salarios cubanos. 
En estos años de “apertura”, el régimen parece haber abierto de par en par las rejas de las hienas más sanguinarias de la isla. La represión ha alcanzado niveles sin precedentes, según Amnistía Internacional en su informe anual, solo en 2013 en Cuba se practicaron más de cinco mil detenciones por causas políticas. Las golpizas y los allanamientos de viviendas de los disidentes se ha convertido en algo rutinario. 
Hay que tener en cuenta que en la isla el movimiento disidente es totalmente pacífico.  No obstante, el gobierno arremete con dureza, utilizando prácticas mafiosas como golpizas callejeras, “secuestro Express”, e intimidación a los familiares. En los últimos cinco años importantes figuras de la oposición han perdido su vida por causas dudosas. A pesar de las condenas, la represión, la brutalidad policial y las bajas sufridas,  los opositores mantienen su talante pacífico y su deseo de ser incluidos  como interlocutores  justos en una hipotética negociación con el gobierno.
La disidencia cubana no se opone a ninguna forma de apertura ni acercamiento al régimen. Simplemente la disidencia cree que es básico que los intereses del pueblo cubano estén presentes en cualquier mesa de negociación. Y esto no será posible hasta que se realicen elecciones libres en Cuba donde participen las diferentes opciones políticas. 

Para aquellos amigos del mundo que sueñan con la democracia en la isla, la única negociación posible, desde el exterior con el régimen, es la de establecer la fecha para celebrar las ansiadas elecciones democráticas  y multipartidistas. Todo lo demás es hacerle el juego al régimen opresor, pisoteando de hecho el arduo trabajo de los pacíficos grupos disidentes de la isla.  Ha llegado la hora, de lo que José Martí llamó, el decoro.

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