Por Leonardo Rodriguez Alonso
No, no se trata del rompimiento de la inercia por un auto con un gran potencial de fuerza que hace girar sus neumáticos en un mismo sitio produciendo una humareda sobre el asfalto.
Se trata de la celebración el pasado 28 de septiembre, del 54 aniversario de la fundación de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), ese nefasto engendro encargado de romper la hermandad entre vecinos. Sí, porque esas tres letras me huelen a veladera y chivatería entre mi vecino y yo. Todo quedó bien claro cuando el comandante en jefe al fundar esta organización en 1960, dijo: «Vamos a crear un comité de vigilancia revolucionaria».
¡Y llegó el día 27! A celebrar esperando el 28, un acto decadente y desmotivado, donde la hipocresía alcanza su expresión máxima, porque sea honesto y pregúntese: ¿me entusiasmé por este aniversario?
Simplemente fue un jolgorio como de costumbre, donde el dios Baco hizo acto de presencia para poner el alcohol en el paladar de los que acuden allí por temor a «marcarse» y está claro, si nos atenemos a aquella sentencia de José Martí cuando dijo: «Libertad, es el derecho de todo hombre a ser honrado[…]» y … ¿quién es honrado? El propio Raúl se encargó de decir que muy pocos lo somos cuando sentenció:«La mayoría de la población ve el robo como algo normal».Entonces, ¿somos libres?
Este año fue patético, el «magno» evento no contó con la tradicional cabeza de cerdo. Es muy baja nuestra valía, los «revolucionarios» de cada cuadra aportaron su dinero en efectivo o en especies, nada, pagar el cebo y la soga con la que nos ahorcarán.
Pero como este país está patas arriba, ese estribillo que dice: «No te mueras para que veas cosas» se cumple diariamente y así citaré un artículo de Alina Perera Robbiodel propio 28 de Septiembre de 2014 en el diario Juventud Rebelde titulado: «El barrio en la trama de Cuba», en elque reconoce que los CDR constituyen una organización sin réplica en el mundo. ¡Qué maravilla!
Habla de la noticia salvadora: «-ya están dando los mandados…; o: no habrá luz por que están poniendo un poste nuevo». Lo plantea con optimismo, como si esperar un mes por 7 libras de arroz, 8 onzas de frijoles, 8 onzas de pollo por pescado, ½ lb de aceite, 4 lb de azúcar, 5 huevitos, 2 onzas de café mezclado con 2 onzas de quién sabe qué, fuera una noticia salvadora. Entonces…, en Cuba hay hambre.
Perera Robbio de modo despectivo tilda de «personajes fijos» al bodeguero provocador y chanzas que sumerge en un estado de histeria al ciudadano, así cataloga ella las grandes verdades que apuntan a las penurias de millones de cubanos.
Y como está de moda en estos tiempos, al estilo de Buena Fe, Perera Robbio, al hacer una apología estoica sobre la miseria se encarama sobre ella con optimismo asombroso –que si la democracia tiene que ejercerse allí (en el CDR) y cita finalmente: «Habrá que auscultar cuánto pierde o gana Cuba en su lucha por seguir siendo». ¿Cómo puede haber democracia en un comité de vigilancia? Y si auscultamos a este enfermo en estado crítico, la cura sería practicarle la eutanasia borrándolo por siempre para que pase a ser un triste recuerdo.
Por cierto, en este estado esquizofrénico que estamos viviendo, los periodistas oficialistas les hacen un flaco favor a la fertilización de las causas nobles. Todo lo que escribió esta jovencita graduada de nuestras «excelentes»escuelas de periodismo lo tiró por la borda con la foto que apuntala su comentario del 28 de septiembre.
El asfalto es combustible, la hoguera originará un bache en plena vía pública, roturas de autos, accidentes y, si coincidentemente, pasa una tubería de agua por debajo de esta, se producirá un salidero. En fin, que es abrumadora la anarquía. ¿Es apocalíptica mi descripción? Solo me atengo a la respuesta de los lectores. Mientras, aquí en Camajuaní, como en toda la Isla, se quemó el asfalto inmisericordemente. ¡Viva la Revolución! Y que Pirro siga ganando batallas con los elefantes de dos patas.
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