Por Yoaxis Marcheco Suárez
En la tarde del miércoles 15 de octubre fui citada para comparecer en la Unidad de la Policía Nacional Revolucionaria ante dos policías políticos: Saúl y Javier, aunque sabemos que estos bien pudieran no ser sus nombres verdaderos, para ser escudriñada sobre un viaje en proyecto a la ciudad de Tampa, Estados Unidos, en los días del 8 al 20 de diciembre, con el propósito de participar de un evento organizado y auspiciado porla organización no gubernamental “United for Human Rights”(www.humanrights.com) en conmemoración del 66 Aniversario de la Declaración de los Derechos Humanos, haciendo énfasis en el día 10 “Día Internacional de los Derechos Humanos”. Las dos mayores preocupaciiones de los agentes del Ministerio del Interior, representantes del andamiaje oscuro y malévolo del cual son el rostro y que se llama “Seguridad del Estado”, es que para dicho evento ha sido invitado un grupo de ciudadanos cubanos que no militan en ningún partido, movimiento o grupo opositor, ni oficialista, y que estos, interesados en un tema que compete a todo ser humano o ciudadano de este mundo, han decidido participar, si el Departamento de Inmigración de los Estados Unidos les concede la visa y si, una vez esta concedida, la policía política cubana se los permite.
El otro motivo de escándalo para el Ministerio del Interior, es que United for Human Rights ha decidido invitar a varias personalidades defensoras de los Derechos Humanos de alrededor del mundo y que además participarán algunos legisladores norteamericanos. Entre estos legisladores pudieran estar los cubanoamericanos Mario Díaz Balart, Ileana Ross Lethinen y el exrepresentante Lincoln Díaz Balart, enfermizamente odiados por la tiranía de La Habana y a quienes acusan de terroristas y asesinos (palabras textuales que usó contra ellos el joven agente Saúl).
Tratando como siempre de denigrar a quienes como yo, no comulgamos con el mediocre y decadente sistema socialista instaurado en Cuba por la dinastía diabólica de los hermanos Castro, la supuesta conversación comenzó llena de ofensas y acusaciones, como las ya hiperconocidas de que mi esposo el Reverendo bautista Mario Félix Lleonart y yo somos unos asalariados del Imperio norteamericano, y que estamos bajo el amparo financiero de la que ellos nombran, mafia cubana de Miami, y bajo la cobertura también de la “millonaria” Lori Díaz, haciendo un paréntesis, y aunque mi hermana Lori no tiene nada que demostrarle a los sátrapas cubanos, quienes bien la conocen saben de su humilde condición de obrera y de todo el sacrificio personal y desinteresado, y de su pasión por la causa de la libertad de Cuba que la mantiene siempre al tanto de quienes luchamos pacíficamente dentro de la isla.
Pero todos los improperios y claro las habituales amenazas, no han logrado que la mayoría de los ciudadanos invitados al evento desistan, aun cuando muchos de ellos han sido citados como yo para comparecer ante los agentes Saúl y Javier. Mi mayor satisfacción es que este grupo de seres humanos ha comenzado a empoderarse de sus derechos básicos y elementales, derechos que no deben agradecer a gobierno humano alguno, ni a Revolución enmarcada en la cada vez más lejana década del 50, y mucho menos a dictadores y tiranos, bien dice el artículo 30 y final de esta Declaración: «Nada en esta Declaración podrá interpretarse en el sentido de que confiere derecho alguno al Estado, a un grupo o a una persona, para emprender y desarrollar actividades o realizar actos tendientes a la supresión de cualquiera de los derechos y libertades proclamados en esta Declaración». Después de esto deberían hacer silencio los tiranos y la policía política de mi país, y lo digo con mayúscula y con todas las letras: MI PAíS. Los Derechos Humanos competen a los ciudadanos, a la sociedad civil, a todo hombre y mujer, niña y niño; aquí quedan fuera las razas, el sexo, la edad, las ideologías políticas, las creencias religiosas, las clases sociales y los niveles intelectuales o profesionales, todos hemos nacido IGUALES y LIBRES en dignidad y derechos. Sé que este evento a celebrarse en Tampa por la organización no gubernamental “Unidos por los Derechos Humanos”, ayudará a los ciudadanos cubanos que viven dentro de la isla y que han sido invitados para participar en él, a conocer mejor sus derechos, nada más útil que esto, y a dialogar con personalidades y activistas expertos en el tema, y algo muy importante salir de su país para tener como referente otra sociedad y por qué no, otro sistema. +Ahí vamos entonces, unidos por nuestros derechos. En cuanto a mí, no volveré a gastar mis palabras, ni mis ideas en conversaciones con agentes de la policía política, de cuyas bocas solo saldrán siempreimplícita o explícitamente amenazas y solo amenazas; en la tarde del 15 de octubre ratifiqué que muy lejano estamos de entendernos.
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