Por: Yoaxis Marcheco Suárez
El despliegue policial y la ola represiva levantada por el régimen cubano contra la Oposición pacífica durante el desarrollo de la II Cumbre de la CELAC celebrada en la Habana no es nada novedoso. Siempre que se celebre en Cuba algún evento de alcance internacional, o se reciba la visita de alguna personalidad ya sea política o religiosa, o corresponda festejar alguna fecha de importancia mundial como el Día Internacional de los Derechos Humanos, allí estará la oleada restrictiva y se alzará el brazo autoritario y déspota de la dictadura contra quienes se han atribuido el derecho a la libre expresión y al soberano ejercicio de la crítica. Así que en lo personal no esperé nada diferente de parte de la tiránica dictadura que le teme tanto a la congregación libre e independiente de los ciudadanos, como los vampiros a la luz del sol.
Lo que si me resulta muy interesante es el hecho de que cada vez el despliegue policial requiere de mayor inversión humana y material, lo que demuestra el crecimiento progresivo de la oposición interna; y que este despliegue debe llevarse a cabo con mucha más frecuencia, las fuerzas represivas no tienen descanso, lo constatamos en los largos y desgastantes turnos de guardia operativa y en las expresiones de cansancio de los agentes, quienes buscaban un poco de entretenimiento en el flirteo con las jovencitas del pueblo que les pasaban por el lado. Un amigo, que sin temor nos visitó durante el aparataje policial, comentaba que la situación cada día era más crítica para los tiranos porque él nunca había visto en su vida tanto trabajo de la oposición como en el presente, y que con toda esa persecución solo le estaban demostrando al pueblo el miedo que le tienen a la oposición interna y a cualquier evento que ponga en peligro la estabilidad de su poder.
Lo que si me resulta muy interesante es el hecho de que cada vez el despliegue policial requiere de mayor inversión humana y material, lo que demuestra el crecimiento progresivo de la oposición interna; y que este despliegue debe llevarse a cabo con mucha más frecuencia, las fuerzas represivas no tienen descanso, lo constatamos en los largos y desgastantes turnos de guardia operativa y en las expresiones de cansancio de los agentes, quienes buscaban un poco de entretenimiento en el flirteo con las jovencitas del pueblo que les pasaban por el lado. Un amigo, que sin temor nos visitó durante el aparataje policial, comentaba que la situación cada día era más crítica para los tiranos porque él nunca había visto en su vida tanto trabajo de la oposición como en el presente, y que con toda esa persecución solo le estaban demostrando al pueblo el miedo que le tienen a la oposición interna y a cualquier evento que ponga en peligro la estabilidad de su poder.
Pude visualizar otro elemento importante, la preocupación de muchos policías políticos por nuestras cámaras, están conscientes de que la represión ya no queda impune, sus rostros saldrán al exterior, el mundo los verá, pero no solo el mundo, también los cubanos de la isla. Son las caras de estos agentes, en su mayoría muy jóvenes las que se enfrentan a los opositores y luego salen a la luz y al exterior a través de la Red. Sus superiores jamás dan la cara, ellos solo emiten órdenes. Quienes rodean, detienen y profieren amenazas son estos soldados de bajo rango, ellos son los rostros de la represión en Cuba, lo que se ve; el cerebro jamás sale en las fotografías o en los videos, se esconde tras las órdenes que quienes dan la cara cumplen a cabalidad. Ojalá, créanme que es mi mayor deseo, estos jóvenes se percaten a tiempo del papel infame que están jugando en el escenario de la historia cubana. Ojalá muchos de ellos se trasladen hacia el lado mejor, que es el de tratar de lograr una nación donde todos los seres humanos tengan derecho al libre criterio, a la libre asociación y elección en todos los órdenes de la vida.
Mientras algunos activistas por los Derechos Humanos permanecían en las celdas, como el economista Manuel Cuesta Morúa o el abogado Veizant Boloy, y otros como mi esposo el pastor bautista Mario Félix Lleonart y yo bajo prisión domiciliaria, se desarrollaba en La Habana la más hipócrita de las cumbres, espacio donde no se mencionó la falta de libertades esenciales en la Isla, ni la inexistencia de un estado democrático, o el irrespeto de la dictadura más prolongada y aún en funciones en América Latina, al criterio político e ideológico diferente; pero esto tampoco me sorprendió. Hemos estado alertando al mundo sobre la influencia política de los Castro en el área de América Latina, sus tentáculos se enredan por toda la parte sur del continente, y sabemos también la gran pericia del régimen para encubrir y disfrazar sus injusticias y aún más para disimular incluso la penuria material y económica que vive el pueblo de Cuba. Los presidentes, ministros y diplomáticos participantes en la Cumbre estuvieron cómodamente instalados en las confortables suites del Hotel Nacional, lejos de esa realidad negrísima que viven los cubanos. La prensa acreditada, cómplice también del régimen de La Habana, no se refirió jamás a la situación de la oposición interna. Lo más lamentable, un pueblo anquilosado, al que la tiranía golpea cada vez con más fuerzas y que no reacciona. Acabar con la tullidez espiritual y moral de ese pueblo sigue siendo el reto más importante y mayor de esa oposición que sin miedo a equivocarme puedo nombrar, creciente oposición interna.
No puedo dejar de destacar la actitud del presidente de la República de Chile Sebastián Piñera, su encuentro con Berta Soler líder del grupo femenino opositor Damas de Blanco, fue la muestra de su interés genuino por la situación verdadera de los derechos humanos en Cuba y también el modo decente de reconocer la existencia de la oposición a la dictadura. También a la señora Laura Chinchilla, presidenta de Costa Rica, por el tiempo dedicado por parte de su cuerpo diplomático a la Comisión de Derechos Humanos en Cuba dirigida por el señor Elizardo Sánchez, oportunidad que se tuvo de informar la ola represiva desplegada por el régimen para mantener bajo control a la oposición.
La señora Laura Chinchilla nueva presidenta pro tempo de la CELAC podrá incidir de manera positiva en los países integrantes para que reconozcan y exijan a los dictadores cubanos el fin del sistema antidemocrático al que tienen sometida a la isla, o podrá continuar disimulando la existencia de la única dictadura latinoamericana. El respeto a la diversidad entre las naciones, sin el respeto sincero y honesto a la diversidad y la individualidad entre los ciudadanos es el mayor disparate que jamás haya oído. La gran hipocresía radica en hablar de libertad, de paz, de integración, de diversidad, admitiendo entre las naciones democráticas a un régimen totalitario y dictatorial que silencia a su pueblo y lo reprime. Un régimen que coloca la pesada bota sobre nuestras bocas, mientras habla de derechos que incumple todo el tiempo.
Pasó la Cumbre CELAC, me queda no obstante la satisfacción de saber que los inconformes empoderados vamos en aumento y que quienes nos reprimen y nos acosan están totalmente desnudos de argumentos contundentes. Me queda la satisfacción de que sí hubo una Cumbre alternativa que alzó su voz desde las mugrientas cárceles, desde los cercos policiales. Esa cumbre, la verdadera seguirá adelante y triunfará, seguro triunfará.
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