Por Luis González-Lalondry
La organización cubana La Rosa Blanca se fundó en enero del año 1959, bajo la orientación y dirección del doctor Rafael Díaz-Balart, que fuera Subsecretario de Gobernación, Representante a la Cámara y líder cameral durante el Gobierno de Fulgencio Batista, en una bodega propiedad de Pedro Peña Góngora, situada en la Calle 109 y Broadway, en Manhattan, en la ciudad de Nueva York, en una pequeña reunión, donde el propio Díaz-Balart escogió el nombre, por ser el más apropiado, inspirado en los principios de nuestro Apóstol José Martí, para combatir la dictadura en ciernes de Fidel Castro Ruz, a quien conocía muy bien por haber sido su amigo en la Universidad de la Habana y su cuñado, casado con su hermana Mirta.
De ahí en lo adelante se produjeron diferentes reuniones a la que se sumaron decenas de cubanos residentes en Nueva York, New Jersey, Connecticut y Philadelphia, en un sótano al que llamaban “Las Catacumbas”, en un edificio de apartamentos, situado en la calle 149 y Broadway en Manhattan y el que muchas veces resultaba pequeño por la enorme cantidad de asistentes, que comenzaban las reuniones cantando el Himno Nacional y evocando los versos de José Martí, La Rosa Blanca.
En este mismo sótano, repleto de cubanos, se designó a petición del doctor Rafael Díaz-Balart, el 11 de noviembre de 1959, al eminente científico Dr. Domingo Gómez Gimeránez, presidente provisional de Cuba en el exilio, propuesta que fue aceptada y publicada en El Diario de Nueva York y en los principales periódicos en ingles de la ciudad de los
rascacielos, a sólo unos pocos meses de haber llegado al poder la titulada ''revolución'' encabezada por el tirano Fidel Castro y cuando en Cuba se fusilaba y se llenaban las cárceles de cubanos opuestos a su régimen.
La Rosa Blanca estaba integrada por numerosos miembros en Nueva York y New Jersey, entre los que se contaban Pedro Peña Góngora, que inmediatamente ocupó la presidencia de la organización en la ciudad de los rascacielos, el periodista Alberto Alonso, que compuso el himno de La Rosa Blanca, Ángel y Marta Pérez, Carmen Mirabal, los hermanos Pedro, Gaspar y Delfín Rodríguez Silva, autor del libro ''Memorias de un Periodista”, de donde hemos tornado parte de estos antecedentes históricos, George Fernández, las hermanas Doris y Dollys Pérez, el Doctor Domingo Gómez Gimeránez, José Antonio Maceo, los hermanos Manuel, Renan y Walter Delgado, de Philadelphia. En Miami, Florida, el guajiro Beto Góngora, las hermanas Ana y Magda Diaz Balart, Armando Galis Menéndez, Nenito Moralejo, Rosa Torres, Luis Suarez, Raúl Artiles y muchísimos cubanos más.
Quiere decir que no era una organización “fantasma'' como decían los comunistas de la
época, sino una sólida, bien vertebrada y multitudinaria organización cubana, que luchaba denodadamente por denunciar los crímenes, los atropellos y la dictadura comunista del
régimen revolucionario de Fidel Castro en el poder.
Por eso al acercarse el 28 de enero de 1960, el doctor Rafael Díaz-Balart propuso en una reunión en el Casino de Puerto Rico y luego en la residencia de los esposos, Ángel y Marta Pérez, en el Bronx, en un emotivo discurso, ''rendirle el mejor homenaje a José Martí por La Rosa Blanca, reuniéndonos los cubanos en el pedestal dedicado al Apóstol en el Parque Central de Nueva York, para rechazar la dictadura impuesta a los cubanos por el tirano Fidel Castro''.
De allí surgió la movilización de la comunidad cubana el día 28 de enero de 1960 en el Parque Central de Nueva York, a la que asistieron decenas de compatriotas con Díaz-Balart a la cabeza, que colocarían una ofrenda floral de rosas blancas en el pedestal del Apóstol. El Consulado y la embajada castrista en la ONU enseguida movilizaron sus esbirros para reunirlos allí y evitar que los miembros de La Rosa Blanca pusieran la corona de flores en el pedestal del Apóstol.
Según cuenta nuestro buen amigo Delfín Rodríguez Silva, dirigente de la Rosa Blanca, los comunistas aliados del tirano Fidel Castro, trataron de evitar que colocaran la corona y se lanzaron contra los cubanos anticomunistas con cabillas y palos, envueltos en papel de periódico, mientras una veintena de policías trataban de evitar la confrontación. Pero para su desgracia las castristas encontraron un grupo de cubanos valerosos, muchos exiliados, otros residentes de muchos años en Estados Unidos, como Pedro Rodríguez Silva y José Antonio Maceo, nieto de esa familia heroica, que se defendieron a puñetazos protegiendo la corona de flores dedicada a José Martí, sus principios patrióticos y sus convicciones democráticas.
Aquella confrontación y la protesta de La Rosa Rosa contra el régimen dictatorial de Fidel Castro, recorrió Estados Unidos, Latinoamérica y el mundo, a escasamente a un año de la toma del poder de la ''revolución'' castrocomunista y denunció los crímenes que se cometf.an, los fusilamientos sin juicio previo, las largas condenas a prisión de las que se atrevían a protestar por los abusos del régimen, la participación de los comunistas en las posiciones claves del gobierno ''revolucionario'', las arbitrarias decisiones del tirano y el sometimiento de Cuba a la órbita de la Unión Soviética.
Luego en la noche, las miembros de La Rosa Blanca se reunieron en un acto de desagravio al Apóstol José Martí en el Hotel Belmont Plaza, donde Rafael Díaz-Balart pronunció uno de los discursos más vibrantes y patrióticos que recuerda la historia de las actividades de La Rosa Blanca y coma había dicho antes en la reunión bicameral del Congreso, cuando se aprobó el indulto de Fidel Castro y los complotados en el ataque sangriento al Cuartel Moncada en Santiago de Cuba, ''indultar al gánster de Fidel Castro es abrirles las puertas a una de las peores y más sangrientas etapas de Cuba Republicana''. Y Rafael lo conocía muy bien. Había sido su cuñado y su amigo.
Luego unos meses después, el 6 de junio de 1960, miembros de La Rosa Blanca, con el apoyo de otras organizaciones de Miami, escenificamos una violenta protesta frente al Consulado de Cuba, en Flagler y la Primera Calle, donde una veintena de exilados nos enfrentamos con los simpatizantes del tirano, que llevaban cabillas y armas blancas, protesta que recogió la prensa, especialmente el Miami News y la televisión local, donde se enarbolaron cartelones con versos de José Martí y efigies del Apóstol y La Rosa Blanca y en el que participaron, entre otros muchos cubanos, Armando Galis Menéndez, Raúl Artiles, Luis Suarez, Beto Góngora, el doctor Arturo Pérez Heredia, Enrique Gutiérrez, Pedro Salvat, Santiago Álvarez, el que escribe estas líneas y muchos más que escapan a mis recuerdos. Varios resultaron heridos y doce fuimos a parar a la cárcel, acusados de desorden público.
Luego en Miami, recuerdo que una noche Rafael Díaz-Balart, Nenito Moralejo, Ramon Jiménez Maceda y yo, nos reunimos en la casa de Rosa Torres para planear la salida de la hora radial ''La Rosa Blanca'', en la emisora WMIE, que salió al aire el 6 de septiembre de 1960, a las once de la noche y que estuvo transmitiéndose para Cuba en su primera etapa, de lunes a viernes y se convirtió en el programa radial noticioso más escuchado entre las cubanos de Miami, con una gran audiencia en la Isla.
Durante el reclutamiento para integrar las fuerzas de la Brigada de Asalto 2506 en Guatemala, la única fuerza en sesenta años que convencionalmente se ha enfrentado con las armas al régimen comunista del tirano Fidel Castro en Bahía de Cochinos, el 17 de abril de 1961, más de una veintena de hombres de La Rosa Blanca, murieron o cayeron prisioneros, como Carlos Guas Decall, hijo del vicepresidente Rafael Guas Inclán, que murió combatiendo en la Ciénaga de Zapata, Nenito Moralejo, el guajiro Beto Góngora, Raúl Artiles, los tres hermanos Rey Delgado, Armando Galis Menéndez, a punto de ser fusilado, Luis González-Lalondry y varios jóvenes más, presos por defender la patria de las garras del tirano y evitar que cayera en manos del comunismo mundial.
Por su parte, Rafael Díaz-Balart había asistido a la oficina del Frente Revolucionario en la 27 Avenida, con Ramon Jiménez Maceda, Jorge Abril y este periodista, a ofrecernos para pelear por Cuba. De este grupo al único que aceptaron en el llamado Frente Revolucionario que reclutaba para la invasión fue al autor de este artículo histórico, Luis González-Lalondry. Es bueno que deje constancia en esta historia, pues es bueno que digamos que Rafael Díaz-Balart tuvo suerte, porque de haber participado en el histórico desembarco y haber caído prisionero en Bahía de Cochinos, según aseguró el propio tirano Fidel Castro a los periodistas Mario Kuchilán y Carlos Franqui, que fuera director del periódico Revolución, ''el personalmente le daría a Rafael el tiro de gracia''.
Muchas cosas más podamos contar sobre La Rosa Blanca en este proyecto patrocinado por el Instituto de la Memoria Histórica, pero el tiempo no nos lo permite. Lo que sí podemos afirmar categóricamente es que La Rosa Blanca fue la primera organización cubana en el exilio para pelear contra Castro y que denunció la naturaleza entreguista, anticubana, marxista, dictatorial y criminal del régimen comunista de Fidel Castro, que tomó el poder el primero de enero de 1959. La historia nos ha dado la razón y sobre todo le ha dado la razón, por segunda vez, a quien fuera su inspirador y guía, el doctor Rafael Díaz-Balart.
Febrero 3 del 2019.