Por Rogelia Castellón
Preparar el camino desde ahora para hacer historia a través del ejercicio de las leyes es la tarea a cumplir, por todos los hombres y mujeres con el alma llena de deseos de regresar a Cuba y de permanecer en la patria como cubanos con cartas de ciudadanía de eterna permanencia. Es también preparar desde el destierro la gran unidad de hombres y mujeres deseosos de vivir en libertad en la tierra amada y de sembrar la idea para siempre en cada cubano para que no sintamos nunca más el dolor de pueblo aplastado por la fuerza de tiranos. Llevar desde aquí la decisión de no ser nunca más hojas caídas pisoteadas por nuevos tiranos .
La idea no debe ser solamente liberar al pueblo cubano de su actual esclavitud. La idea será agrupar, enseñar, y amar y saber realmente que la patria no es nuestra. Nosotros seremos la patria, pero para ser ejemplo, sacrificio y deber.
Por supuesto, desde ahora es necesario comenzar el trabajo. Cada desterrado, cada cubano cuya libertad se perdió en el proceso de vida de la llamada revolución debe hacerse preguntas cuyas respuestas le hagan comprender la obligación de ser parte del nuevo proceso.
¿Conozco la libertad, y realmente la amo?
¿Entiendo que todos los hombres y mujeres de todas las razas deben tener iguales derechos y obligaciones?
¿Podré respetar las leyes y la Constitución en la nueva era de una Cuba libre?
¿Podré enseñar a mis hijos a caminar por el camino de hacer patria?
Si puedes responder afirmativamente a estas preguntas puedes ser parte de un grupo
capaz de lograr la hermandad indispensable para llegar el triunfo de la democracia
en la nueva Cuba que inevitablemente será muy pronto libre.
Si puedes responder afirmativamente a estas preguntas, puedes seguir la ruta desde aquí,
ahora mismo de una vida que nos conduzca al fundamento y cumplimiento de todas las leyes necesarias al nacimiento de una nueva tierra con olor a hermandad y sobre todo con
sentido de perpetuidad.
El primer paso será entonces sin dudas, la agrupación del destierro y de los que sufren en patria lejana el dolor de ser ausencia, silencio y esclavitud, esfuerzo y muerte.
El regreso deberá prepararse a través de la militancia. Militancia para unir las manos y el corazón en el esfuerzo de la liberación. Militancia como escudo, como lanza como verdadera entrega.
La Rosa Blanca busca fuerzas y hace espacios en la organización para la unificación de la idea, ahora cuando la patria se despierta y se van borrando las palabras que un día la llevaron a escoger cadenas.
El Instituto La Rosa Blanca, llegará a Cuba y será partido político para agrupar las voces y esfuerzos de todos los cubanos que sientan amor por la libertad y aspiren al sacrificio de mantener la democracia en nuestro territorio.
Todos podemos tener el mismo sueño y buscarlo basándonos en métodos diferentes, sin perder la esencia de la idea, abrazando siempre la misma bandera, con el brillo de la misma estrella. Pensando como cubanos, borrando el destierro en tierra prestada para vivir en nuestra isla ya liberada.
Gran parte del exilio milita en organizaciones que formarán los nuevos partidos políticos necesarios para hacer gobiernos cubanos, para lograr leyes y regulaciones importantes a la libertad perpetua de la patria, y a la libertad de las palabras.
Mientras llega el momento debemos repetir las consignas que serán guías de la nueva república, para que lleguen a su destino empujadas por el viento, para ser repetidas por los hombres y mujeres deseosos de ser libres.
Debe haber para los cubanos un solo objetivo. La liberación de la isla. Un solo cubano no podrá enfrentar cuerpo a cuerpo a la tiranía, pero muchos cubanos en unidad pueden borrar las noventa millas para rehacer la patria, mano en mano, grupo a grupo, la luz en la mirada, el deseo en la palabra.
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