Tuesday, November 5, 2013

La Salud Pública en el Programa de La Rosa Blanca


Por Rafael J. Diaz-Balart


Uno de los temas más sensibles para cualquier sociedad es el de la Salud Pública. Debido a ello, los totalitarios de todo signo lo han manipulado obscenamente. La tiranía castrista, manipuladora y mentirosa como sistema, ha rebasado en este asunto todos los límites. Ha falseado desvergonzadamente la situación de la salubridad en la etapa republicana y ha montado una fábula acerca de los “logros” de la Salud Pública a partir de 1959. Al respecto, citemos el análisis que aparece en el Programa de La Rosa Blanca:

“Castro propagandiza que Cuba ocupa hoy el mejor lugar en Latinoamérica en cuanto al índice de mortalidad infantil, lo cual es cierto. Como también es cierto que el mismo lugar ocupaba en 1957, año en el que se situaba, además, en el decimotercer lugar en el mundo, por encima de Francia, Bélgica, Alemania Occidental, Israel, Japón, Italia, España y Portugal; hoy ocupa el lugar vigésimo cuarto. Y hay más. Si leemos correctamente las estadísticas, observaremos que hoy Cuba se halla en uno de los primeros lugares en el mundo en abortos, lo cual necesariamente incide en los datos de mortalidad infantil. En 1957, Cuba ocupaba el tercer lugar en América Latina en médicos y dentistas por habitante, por encima de países como el Reino Unido y Finlandia”.

Al margen de las estadísticas, que en el caso del régimen castrista nunca son creíbles, el hecho cierto es que un buen sistema de Salud Pública depende de muchos factores, uno de los cuales, el más importante, es una economía sólida que lo sustente. Un país con una economía débil, y más allá, totalmente destruida como es el caso cubano bajo los Castro, no podrá tener un buen Sistema de Salud Pública. En Cuba, durante algunos años, se pudo evitar la catástrofe sanitaria que hoy es evidente, debido a circunstancias políticas artificiales: el monumental subsidio soviético, cuyo monto superó por mucho la ayuda del Plan Marshall para toda Europa. Hoy, desaparecido el subsidio soviético, aun con la tubería de ayuda venezolana, la sanidad pública cubana constituye un verdadero horror. El presupuesto estatal (el Estado controla totalmente este sector como casi todo) ha caído estrepitosamente según datos del propio régimen. Decenas de miles de profesionales de la salud han sido enviados a laborar, en calidad de semi-esclavos, a múltiples países, agudizando así la escasez de personal calificado para la atención de la población cubana; a lo que debe añadirse el estado dantesco de las instalaciones hospitalarias y la crisis en el ya-de-por-si penoso abasto de medicamentos esenciales.

La Rosa Blanca entiende que únicamente emprendiendo la reconstrucción total de la sociedad será posible edificar un Sistema de Salud Pública eficaz que pueda servir dignamente al pueblo. La Rosa Blanca propondrá a los legisladores de la Cuba libre que se acerca que se aprenda de todos los aciertos (y errores) en este fundamental tema en todo el mundo desarrollado. El programa de La Rosa Blanca propone que “El acceso al cuidado de salud y a la asistencia hospitalaria se debe garantizar, sin exclusión de la participación privada, como un derecho de la ciudadanía. Se estimulará el rescate de la experiencia cubana de las clínicas mutualistas que tan óptimamente funcionaron en la Primera República”. También se le dará prioridad a los estudios médicos que contribuyan a avances en la medicina y la tecnología punta médica.

Cuba, una vez alcanzada la democracia y establecido el Estado de Derecho, escalará nuevamente posiciones de privilegio a nivel mundial en su Sistema de Salud Pública. Sin trampas estadísticas y sin propaganda.

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