El pasado sábado mi esposa y yo fuimos objeto de un atraco. No eran
vulgares delincuentes. Era la policía. Fuimos detenidos durante dos horas,
entre 3.40 y 5.40pm, tiempo durante el cual se procedió a la ocupación de
nuestras laptops y de mi memoria flash de 32 Gb que llevaba conmigo. En todo
momento la policía intentó dar la apariencia de un normal proceder y así se
reflejó en las actas de ocupación: «por motivo de un hecho que se investiga».
Pero el modus operandi resulta muy claro: la Seguridad del Estado, que ya no
puede valerse del derogado «permiso de salida»
(Carta Blanca) intenta interferir un viaje que en compañía de nuestras
hijas y de otros miembros de nuestra iglesia tenemos planeado, con boletos
comprados incluso, para el próximo 9 de julio.
Evidentemente existen propósitos más sórdidos detrás de la ocupación de
nuestras laptops: generarnos una limitación legal que nos impida viajar. No es
solo nuestro instinto que nos lo insinúa, constituye la profesional opinión de
los abogados a quienes hemos consultado. Supuestamente el asunto compete
solamente a la PNR que investiga, según nos explicaron, casos de robo de
tecnología. Conociendo que la PNR local no actúa por su cuenta sino que recibe
órdenes de las más altas instancias no nos queda más que apelar a la opinión
pública internacional y solicitar su solidaridad, que puede ser efectiva, para
impedir que el régimen, una vez más, se salga con la suya.
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