¿De qué Cuba he de hablarles compañeros?

Por: Yoaxis Marcheco Suárez

Hace unos días mientras esperaba transporte en un poblado pequeño llamado Vueltas que está a pocos kilómetros de Taguayabón la comunidad donde resido, escuché a un hombre muy malhumorado proferir una palabrota y luego decir en voz alta: este país es una gran porquería, que falta hace que este comunismo se acabe de caer… Todos los que estaban parados cerca de mí esperando el transporte miraron al hombre con expresión sombría, solo una señora de unos setenta años dijo bajito: Ay hijo lo que estamos viendo es el humito, la candeláestá por llegar todavía. Luego el hombre se alejó de nosotros,con su seguramente justificado malhumor, y la cola continuó bajo el sofocante sol del mediodía. ¡¿El humito es lo que estamos viendo todavía?! la frase de la señora me hizo reflexionar y tragar en seco, lo real es que el fuego está abrasándonos hace rato, pero la mayoría permanece hipnotizada observando el humo, sin hacer nada para transformar a un país que de tanto desplomarse apenas se sostiene. 

Mientras seguía esperando el transporte que me llevaría a casa recordé una canción del cantautor cubano Pedro Luis Ferrer en la que hace una melodiosa pregunta que muchos hemos tarareado una que otra vez: ¿De qué Cuba he de hablarte compañero? Y me puse a pensar en el dilema de esta Cuba con "revolución", una Cuba que verdaderamente hace cincuenta y seis años que está involucionando, o lo que es peor, en estado de inercia, donde nada se construye, y todo sucumbe ante la gran destrucción, la que ocasiona el inexorable tiempo, o la de las manos de una sociedad que ha crecido sin el hábito de crear, transformar, fabricar, conservar. Una Cuba que ha perdido su brillo y su orgullosa postura de perla caribeña, para lucir sucia e indeseable hasta para sus propios hijos.

Retomando la canción de Pedro Luis yo pregunto ¿De qué Cuba he de hablarles compañeros? Me viene a la mente el reciente desfalco de millones de pesos ocurrido en la red de comercio y gastronomía de la casi cinco veces centenaria ciudad de Remedios. Pienso en esos "revolucionarios" que salen a repudiar a los opositores pacíficos y que son muy enérgicos cuando chillan hasta romperse las venas del cuello: "Pa lo que sea Fidel, pa lo que sea", mientras le roban a esa su "revolución", esa "revolución" que se hace la de la vista gorda mientras le conviene, esa "revolución" que siembra la intolerancia, el odio, la mentira, el doble rasero, que incita  a la violencia y a la chabacanería para autodefenderse, que ha hundido al pueblo en el lodo de la ordinariez para mantenerlo con la cerviz encorvada.Esa "revolución" cría a sus propios cuervos y juntos se revuelcan en el fango. No quisiera hablar de esa Cuba compañeros, pero es la Cuba triste en la que vivo, ni de ese pueblo anquilosado que hace tiempo perdió la esencia de sí mismo para transformarse en el sustentador de su propia pesadilla, pero ese es el pueblo de esta Cuba lamentable. 

Porque Cuba compañeros, es una en la boca de los tiranos que la desgobiernan (una Cuba de inventos y estadísticas infladas) y otra muy diferente en las entrañas mismas de su gente, donde ni es potencia médica, ni es ejemplo para nadie en educación, ni posee una economía sustentable, ni un  medio ambiente protegido, ni una vejez con una elevada calidad de vida, ni una niñez plena de derechos, una Cuba inculta, que desconoce los valores éticos y cívicos, y donde sus ciudadanos no son libres. Porque compañeros, una es la Cuba que dibujan los dictadores amos y otra bien distinta la verdadera Cuba.

El hombre de aquel día, cansado quizás de la Cuba llena de mentiras se desahogó gritando que quería se cayera de una vez el comunismo maldito que nos agobia; la señora de la cola mostró su desesperanza, cansada quizás de ver la desidia de sus conciudadanos y la de un mundo que ha optado por validar a los dictadores, pero la mayoría de la gente optó y sigue optando por la mirada sombría, por el silencio ensordecedoramente cómplice; y yo, yo compañeros sigo aferrándome a soñar, aunque la Cuba con la que sueño parezca cada día un poco más lejana.