Monday, September 16, 2013

Palabras Redescubiertas de Rafael Diaz-Balart




 Por Lincoln Diaz-Balart

            Entre los libros de mi padre he encontrado otro que he comenzado a leer, “España inteligible. Razón histórica de las Españas” (Alianza Editorial, S.A., Madrid, 1985), por el filósofo e historiador español, Julián Marías.
            Recuerdo como, en mi último año en la “Escuela Americana de Madrid”, una joven profesora de literatura, inteligente y elegante, llamada Pauline Pinto, trajo a nuestra clase a su amigo Julián Marías para que nos hablara. Disfruté mucho la oportunidad de conocer al conocido filósofo español que había estudiado con José Ortega y Gasset; nunca lo olvidé.
            Al comenzar a leer “España inteligible”, me encontré entre sus páginas un recorte de un artículo de mi padre publicado en “Diario las Américas”, titulado “La Resurrección de Cuba”. No contiene la fecha de su publicación, pero por su contenido creo que probablemente fue en 1995. A continuación, reproduzco “La Resurrección de Cuba”, por Rafael Diaz-Balart:
Ha escrito lucidamente el historiador y filósofo Julián Marías (en “España inteligible. Razón histórica de las Españas”) que “el nacimiento de España a lo largo de la Edad Media fue más bien una resurrección. Y no se olvide -añade- que la resurrección no es siempre, quizás nunca, idéntica a aquello que resucita, sino, rigurosamente, algo nuevo”.
Desde la derrota del Rey Rodrigo en la batalla de Guadalete (año 711) hasta la culminación de la Reconquista por los Reyes Católicos, en 1492, España vivió más de siete siglos bajo la dominación árabe. Pero en el proceso, surgió como verdadera nación -“proyecto sugestivo de Vida en Común” al decir de Ortega y Gasset--, mientras en la época visigoda y en la musulmana había sido un conjunto de reinos sin definitiva homogeneidad ni cohesión.
Afortunadamente no han sido siglos sino décadas -décadas horribles- , las que nuestra patria ha sufrido y aún sufre bajo la férula castrocomunista, pero la ocupación armada que estableció el terror desde 1959 no ha sido aceptada nunca. La importancia, -entre otros factores-­ de las primeras organizaciones militantes como La Rosa Blanca, Alpha 66, la lucha en El
Escambray, etc.es haber dejado evidencia desde el primer momento del repudio a la barbarie. En el caso de La Rosa Blanca, su voz se alzó desde el 28 de enero de 1959 en defensa de todos los que eran asesinados en el paredón, o metidos muertos o medio muertos en zanjas comunes (como en Santiago de Cuba, el 12 de enero de 1959) o torturados y lanzados a las ergástulas contra toda norma civilizada, y nunca hicimos distinción entre batistianos, revolucionarios o cualesquiera otros cubanos, rechazando ciudadanías de Primera o de Segunda. “Ver con indiferencia cometer un crimen es cometerlo”, nos enseñó el Apóstol.
LAS GENERACIONES
            La tesis orteguiana de periodos aproximados de quince años en la formación de generaciones, nos da un punto de referencia valido para enfatizar el rechazo intemporal del pueblo cubano a la destrucción del Estado de Derecho, la civilización y el acervo espiritual, cultural, político, económico y social de la nación  por el rufián enloquecido y endemoniado que se encaramó en el Poder total y está empecinado en mantenerlo hasta que no quede piedra sobre piedra en la isla ni carne sobre los huesos de nuestro pueblo.
Mientras en el destierro las nuevas generaciones que nacen en suelo ajeno mantienen la devoción por la patria, lo mismo hacen las que nacen en la isla encadenada. En 1980, formada ya la primera generación nacida bajo el Reino de la Barbarie, el éxodo masivo del Mariel y la invasión de la embajada del Perú en La Habana, expresaron con rotunda claridad el sentir, el alma y el anhelo de esa generación.
Ahora, tres lustros después, continúan llegando hombres y mujeres de la segunda generación nacida en cadenas, se lanzan al Mar Caribe en balsas frágiles, prefiriendo morir ahogados o devorados por los tiburones antes que continuar bajo el imperio de la Vesania destructiva y criminal del Loco Endemoniado. El alma cubana sigue libre, las cadenas sólo pueden encadenar al cuerpo, pero llegará el día en que se romperán en mil pedazos y el cuerpo de la patria pueda también disfrutar libertad.
LAS TRADICIONES
Lo primero que hizo el déspota enloquecido fue establecer el reino del terror como instrumento para asegurarse el poder total sine die. Comenzó clasificando cubanos para fusilar o encarcelar a unos con la aprobación y la indiferencia de los otros y para confiscar y robar con el mismo método y terminar fusilando, encarcelando, confiscando y encadenando a todos por igual. Para ello, quiso asesinar también las mejores tradiciones maceicas, martianas, cristianas y cubanas de fraternidad por encima de diferencias de partidos políticos, creencias religiosas u orígenes étnicos. No se puede “tirar la toalla” a nadie, ordenaron los rufianes del odio, al tiempo que enlodaban y falsificaban la historia para inventar una Cuba que nunca existió y justificar su destrucción mientras ocultan o disfrazan la Cuba miserable que han creado.
PREVALECERÁ EL AMOR
No es mi propósito extenderme en pormenores de un diagnóstico que conoce todo buen cubano y todo hombre y mujer de buena fe medianamente informado, a lo largo y ancho del planeta.
Lo que sí me interesa es transmitir la convicción y la fe inquebrantable en la Resurrección de Cuba y en su reconstrucción económica y espiritual en el Estado de Derecho que inexorablemente llegará. Para ello es indispensable rescatar la verdadera historia de nuestra patria y el balance positivo de nuestra Primera República en sólo 56 años de vida (1902-1958). Haciéndolo, no estaremos mirando hacia atrás sino auscultando nuestras raíces, mirando hacia dentro, hacia lo hondo del alma cubana, invencible, fraterna e ilusionada. Estaremos contribuyendo a la Resurrección de Cuba, “que no será idéntica a aquello que resucita, sino, rigurosamente, algo nuevo”. Prevalecerá el amor.

2 comments:

  1. Los grandes pensadores cubanos, como Rafael Díaz-Balart, expresan verdades eternas. Es una pena que los pueblos no escuchen a su debido tiempo sus claros mensajes e hicieran caso omiso a sus palabras el los tiempos de Fulgencio Batista, cuando se dirigió al congreso y habló de quien era Fidel Castro que tanto conocía y el futuro que le esperaba a Cuba, si le daban admitías, condonando sus crímenes.

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  2. Los grandes pensadores cubanos, como Rafael Díaz-Balart, expresan verdades eternas. Es una pena que los pueblos no escuchen a su debido tiempo sus claros mensajes e hicieran caso omiso a sus palabras el los tiempos de Fulgencio Batista, cuando se dirigió al congreso y habló de quien era Fidel Castro que tanto conocía y el futuro que le esperaba a Cuba, si le daban admitías, condonando sus crímenes.

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