Por Normando Hernandez
La libertad de expresión es un derecho
inalienable de toda la familia Humana. Este derecho “incluye el no
ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir
informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por
cualquier medio de expresión”*. Pero desgraciadamente existen individuos y
regímenes totalitarios que cercenan este derecho a los pueblos. El régimen de
los hermanos Castro es un ejemplo de lo que no se debe imitar en lo que a
libertad de expresión respecta.
En la isla de los Castro la violación a la
libertad de expresión está institucionalizada en la Constitución de la
República de Cuba. El artículo 53 de la mencionada ley de leyes estipula: “Se
reconoce a los ciudadanos libertad de expresión y prensa conforme a los fines
de la sociedad socialista…” Asimismo el artículo 39 en su inciso ch) asegura
que “es libre la creación artística siempre que su contenido no sea contrario a
la revolución…” No hay que ser un erudito para interpretar que cualquier
disentimiento en Cuba, contra el socialismo o la llamada revolución cubana está
prohibido en todas sus formas.
También existen otras leyes liberticidas como la Ley 88 o ley de Protección de la Independencia Nacional y
la Economía de Cuba, más conocida a nivel nacional e internacional como Ley
Mordaza. Esta ley sanciona a un máximo de 20 años de privación de libertad “aquellos
hechos dirigidos a apoyar, facilitar, o
colaborar con objetivos…” encaminados en contra del “Estado socialista y la
independencia de Cuba”. La Libertad de expresión no escapa de la Ley Mordaza.
Bajo el monopolio estatal descansan la prensa, la radio, el cine, la televisión e
internet. Esta última no existe en su forma doméstica, salvo algunas
excepciones de personas incondicionales y de alta confiabilidad para el régimen
y extranjeros residentes en Cuba.
Hoy día el gobierno de Cuba alardea que sus
nacionales pueden navegar en la red de redes a través del portal nacional
"Nauta”, en 118 salas que abrieron
a razón de 4.50 CUC** por hora, es decir el 24% del salario promedio de un cubano que no
sobrepasa los 20 dólares mensuales. Lo que no dice es que la internet en Cuba
no se puede usar en contra de la draconiana censura oficial y que las
conexiones serán hackeadas y posiblemente sancionados los que ejerzan su
derecho a la libertad de expresión y prensa
a favor de la libertad y la democracia para el pueblo cubano. Tampoco dicen que los cubanos no podrán acceder a páginas
web, blogs y bitácoras digitales que critiquen la gestión del gobierno de los
hermanos Castro. Éstas permanecen censuradas.
Este orden de
arbitrariedades nos demuestra que el discurso y las intenciones de los que
mandan en la mayor de las Antillas permanecen idénticas a las de hace más de
medio siglo. No olvidemos que el mayor de los Castro en las conclusiones de las
reuniones que sostuvo con los intelectuales cubanos en 1961 apostilló: “Dentro
de la revolución, todo; contra la revolución, nada”***. Ahora el menor de los
tiranosaurios enfrascado en un lavado de imagen en busca de créditos de todo
tipo que le permita mantenerse en el poder quiere que en Cuba cambie todo, para
que no cambie nada. No nos dejemos engañar: en Cuba no hay cambios ni
libertades de ningún tipo. Solo se acomoda el totalitarismo que quiere
perpetuarse por los siglos de los siglos.
*Artículo 19, Declaración Universal de Derechos
Humanos
** CUC, peso convertible o moneda fuerte de las
dos que circulan en Cuba y que equivale
a un dólar americano.
English version: http://www.freedomcollection.org/news/2013/08/lets-not-be-fooled/
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